Cuando una buena idea se desperfila
Hay ideas que son muy buenas, pero que a veces, de tanto sobreutilizarlas, se comienzan a mal utilizar. En el esquema de salud nacional, FONASA, el fondo pagador estatal chileno, tiene un sistema de pago denominado "Pago Asociado a Diagnóstico" (PAD para los entendidos), el cual tiene la gracia de que traspasa los riesgos a la entidad prestadora, en este caso los centros hospitalarios. El paciente conoce el valor de antemano, paga su parte, y FONASA le entrega directamente al centro hospitalario, ya sea privado o público, el valor de la prestación. Esto obliga a que los centros deban conocer sus costos y los reduzcan al mínimo si quieren tener ganancias. Ellos subcontratan la mano de obra de médicos, enfermeras y paramédicos, y corren con los gastos de medicamentos, exámenes, etc. La idea es que se tracen normativas y protocolos de manejo que reduzcan las complicaciones y los gastos inesperados, llevando a ahorros siempre necesarios en Salud.
Hasta aquí todo bien, siempre y cuando funcionara. Porque lo más gracioso es que FONASA les impide seleccionar o rechazar pacientes que quieren optar a esta modalidad, incluyendo aquellos que claramente tienen mayores riesgos de utilizar servicios y medicamentos caros.
Por ejemplo, los valores de una cesárea PAD logran cubrir con bastante poco margen los costos básicos. Pero qué ocurre con pacientes preeclámpticas, o cardiópatas con alto riesgo de requerir manejo en UCI? Actualmente, en gran parte de los centros, estas pacientes se operan por la modalidad PAD produciendo bastantes pérdidas.
A pesar de lo anterior, el sistema debe dejar globalmente alguna ganancia, ya que si no, todos los centros se habrían retirado.
Tal vez sea momento de que FONASA (pagador y legislador a la vez) revise el sistema y ajuste la modalidad mediante una simple normativa que especifica a qué pacientes está dirigido el PAD: sanos.
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